Estos días en mi casa contrataron un servicio de televisión digital, este entrega un parrilla en donde puedes ver 3 canales en alta definición, hasta 720 p - 1080i. Luego de un rato pegado en la pantalla viendo quien sabe que programa. Lo importante en ese momento era el detalle; Los brillos relieves el polvo y vapores, que solo una ves había presenciado en una multitienda. Ahora lo hacia en mi habitación.
Pasar a otros canales fue un problema, ya no parecían atractivos aun cuando el contenido hubiese sido mucho más interesante. Esto me hizo pensar cuan susceptibles podemos ser, nos volvemos adictos a las diversas parafernalias de la tecnología. Desde hace 10 años aproximadamente aparecieron los Dvds. La imagen y el sonido implacable, además de las alternativas de navegación y elección de diversos contenidos. Para aquellos cinéfilos como yo poder apreciar aquella calidad en la sala de tu casa era algo genial. Me pase un par de años coleccionando mis títulos preferidos. Y ahora mis Dvds al compararlos con la calidad de los blu-ray y la tv HD (en menor grado) parecen simples videos descargados de la web. Para mi aun son valiosos, incluso padezco de una nostalgia por mis viejos VHS, hasta que caiga en la interminable adicción de la imagen perfecta , que por lo visto me falta poco.
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